Helping you

Hay momentos en la vida en los que con solo escucharte confesar las ganas que tienes de mi, aun siendo en un frío texto leído en la pantalla inerte de mi iPad, no consigo apartar de mi mente un único deseo ni con el paso de las horas.

Y no solo eso, sino que según han ido pasando las horas, lo que empezó como un deseo irrefrenable de empotrarte contra una pared, haciendo que apenas puedas mantener un precario equilibrio sobre tus zapatos de tacón, ha pasado a ser una conjunción de deseos y fantasías mucho más elaboradas que sé perfectamente que seguirán creciendo con el paso de los días, hasta que podamos al fin coincidir cada uno al otro lado de la línea y pueda hacerte escuchar mi voz confesándote toda esa conjunción de mis más depravadas fantasías, aquello que solo haría contigo, y no porque sepas que te dejes o que me lo consientas, sino porque sé, y esa es una de las cosas que más alimenta mi absoluta devoción por ti, que tu capacidad para disfrutar y derretirte envuelta en los más absolutos placeres es, si cabe, mayor aun que la mía.

 

 

 

 

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