Threesome I

Imagínate llegar a casa del trabajo y encontrarnos a los dos apoyados sobre tu mesa del comedor, con aspecto desenfadado, camiseta, pantalones vaqueros … Mirando tu cara de sorpresa nada más, y yo sabiendo exactamente lo que piensas.

«Aunque habíamos bromeado sobre ello jamás imaginé que esto pudiese pasar».

Y ves en mis ojos que sí, que efectivamente va a pasar, y cuando haya pasado no vas a poder olvidarlo jamás.

Y sin apenas tiempo más que para dejar tu bolso, y tal cual has llegado del trabajo con tus zapatos de tacón, tu falda y tu blusa morada y tus medias hasta tus muslos, te hacemos un hueco entre nosotros junto a la mesa.

Y al ver que vienes de frente hacia mi, te invito a girarte, a que le mires a él, mientras yo acaricio tu pelo y evito que por tu mente pueda pasar la tentación de apartarte mientras él acaricia tu cara, te mira y no puede evitar al fin besarte.

Y tu devuelves sus besos mientras sientes el calor de su cuerpo y el mío junto al tuyo, y como mientras él te besa yo aparto tu pelo para que mis labios y mi lengua provoquen un torrente de escalofríos en tu cuello y tu nuca.

Y como nos acercamos más y más a ti, como nuestros cuerpos te encierran en un torbellino de emociones del que no quieres salir, y dejándote arrastrar por él, no puedes evitar extender tus manos directamente hacia nuestros pantalones, sintiendo entre tus dedos nuestros paquetes hinchados a través de la dura tela de los pantalones vaqueros.

Y mientras los dos  te besamos sientes como mis manos se adentran bajo tu falda, subiéndola lentamente y rozando con la yema de mis dedos cada porción de la piel de tus muslos que va quedando al descubierto, hasta que llego a tus braguitas, y siento al fin ese calor húmedo que tanto me hace enloquecer, y que siempre siento como una señal previa que me indica el camino para llevarte hasta el éxtasis.
No puedo evitar acariciar la fina tela de tus braguitas, sintiendo en mis dedos tu calor, y recorriendo con uno de mis dedos la costura de tela que marca la frontera entre sentir solo tu calor y poder al fin empaparme de ti.
Y dejar ahí una de mis manos mientras no dejamos de besarte y con la otra comienzo a desabrochar tu blusa y sientes como los ojos de Iván se van hacia tu escote, y no solo sus ojos, no puede evitar que sus manos acaricien tu sujetador y sus dedos se deslicen por el borde de la copa rozando tu piel.

Mientras yo te ordeno que le desabroches, cosa que no dudas ni un segundo en hacer y en cuanto sientes entre tus dedos la enormidad de su polla completamente dura para ti, no puedes reprimir un gemido provocado porque al mismo tiempo que tú agarrabas su polla, él apretaba con sus manos firmes tus tetas y mis dedos comenzaban a jugar con tus labios.

Estando tan resbaladiza no puedo evitar que dos de mis dedos entren en ti, presionando en todas direcciones, moviéndose en tu interior, mientras con el dorso de mi mano rozo el interior de tus bragas sintiendo como se empapa de ti. Y como ese gemido hace que aumenten la intensidad de los besos de Iván y la intensidad de sus manos en tus tetas cuando ya no puedes evitar comenzar a masturbarle, sintiendo su polla hincharse más y más con la presión de tus dedos.
Y al fin liberamos tus tetas del sujetador, para que él pueda acariciarlas, y deje de besarte un momento para lamerlas, para chupar tus pezones hasta hacerte sentirlos endurecer entre sus labios, y tú le arrancas su camiseta para lamer su cuello, sus clavículas, sus pectorales.

Y yo, aprovechando que has comenzado a inclinarte, te separo un poco de él para que te dobles por la cintura y tu oca pueda seguir su camino por su abdomen y su pubis hasta que él mismo agarra su polla y golpea con ella tus mejillas y tus labios mientras lames sus huevos, antes de cogerte por tu pelo obligándote a ladear tu cara y abriendo tu boca para sentir su polla en ella.

Apenas puedes abarcarla con tus labios cuando él empieza a follarte la boca, haciéndote sentirla en tu garganta, mientras yo aprovecho para susurrar en tu oído: «Rebeca, nadie te ha follado nunca como vamos a follarte hoy nosotros».

Y en ese momento me arrodillo detrás de ti y me paro un momento a contemplar ese culo por el que mataría, te clavo mis dedos en tus nalgas y bajo tus bragas hasta abandonarlas a la altura de tus rodillas, para contemplar ahora ese coñito por el que no solo mataría, sino que me dejaría morir.

Y con mis dedos clavados en la piel desnuda de tus nalgas, las separo, abriéndote bien para mi, en el instante en el que mi lengua te recorre por completo, separando tus labios, saboreándote, haciéndote sentir el calor de mi boca en cada uno de tus pliegues hasta llegar a tu clítoris y envolverlo con mis labios, presionándolo con mi lengua, cada vez más hinchado, más endurecido, y más y más sensible.

Sin dejar de clavar mis dedos en tus nalgas, sin dejar de separarlas, mi lengua recorre la parte posterior de tus muslos, tus nalgas hasta llegar a tu culo, hasta hacerte sentir mi saliva caliente en él, y como mi lengua dibuja círculos lentamente, justo antes de hacerte sentir el frescor del lubricante escurriéndose entre tus nalgas, y como mis dedos lo extienden por tu culo, mientras Iván no deja de follarte la boca.
Y como cojo tu plug anal para empaparlo de lubricante también, y donde antes mi lengua trazaba círculos, ahora es tu juguetito el que los dibuja, presionando poco a poco, entrando poco a poco en ti, hasta hacerte sentir llena por completo, con una de mis manos sujetándolo para que no se mueva del lugar que ocupa, para que permanezca completamente dentro de ti, mientras con la otra mano desabrocho mi pantalón y cojo mi polla para frotarla en tu coñito, para empaparla de ti, hasta que al fin, te penetro sin contemplaciones, hasta hacerte sentir mi polla completamente dentro de ti, sin moverla, usando mi pubis para mantener el plug enteramente dentro de tu culo, cuando poco a poco empiezo a follarte.
Y así te sientes al fin completamente llena de nosotros, y no puedes evitar gemir, jadear, no puedes evitar que tu cuerpo pida más y más, y nosotros te lo seguimos dando, hasta que te permito una pausa para sacar tu plug anal y obligarte a incorporarte, deshaciéndonos definitivamente de tu falda y tus bragas, te obligo a besar a Iván para que cuando vuestras lenguas estén entrelazadas podáis deleitaros los dos con tu sabor, y por eso coloco tus bragas entre vuestros labios, hasta que no puedes evitar cogerlas y restregarlas por su cara.

En ese momento, y aprovechando que aún estás con los zapatos de tacón puestos, Iván no puede evitar obligarte a coger su polla con tus manos y que la guíes hacia tu coñito, así, de pie, cara a cara, tal y como estáis, y sientes como entra en ti milímetro a milímetro, hasta hacerte sentir empalada, mientras él agarra tus tetas y yo me coloco detrás de ti, con mi polla empapada en lubricante, dispuesta a reventar tu culito.

Y como el plug ha hecho su trabajo, estás completamente dilatada y poco a poco acabas por sentir mi polla completamente dentro de ti, con los dos follándote al mismo tiempo, con nuestras manos recorriendo tu cuerpo desnudo sin cesar, acariciando cada parte de tu cuerpo, agarrándote mientras te follamos hasta mantenerte casi en vilo, en el aire, mordiendo tus hombros, tus tetas, lamiendo tu cuello…

Follándote más y más fuerte cuanto más alto gritas, cuanto mayores son tus jadeos y tus gemidos, con tus tetas rebotando en el pecho de Iván y mi pubis rebotando en tu culo.

Es entonces el momento de parar, porque ahora quiero que sientas la enormidad de la polla de él donde ahora está la mía, así que salimos de ti y te arrastramos a la cama, donde le ordeno a él que se tumbe boca arriba y a ti que te sientes sobre él dándole la espalda, hasta que coges su polla con tu mano guiándola hacia tu culo, sintiéndote mucho más llena de lo que yo te hago sentir, y siendo incapaz de distinguir dolor y placer, viviendo un éxtasis tan pleno que ni siquiera te das cuenta de que me estoy follando tu boca mientras te cojo por las tetas haciendo que te folles a Iván mucho más rápido y más fuerte de lo que nunca pensaste que sería posible.

Y me separo para mirarte a los ojos, cogiendo tu cara y ordenándote que me mires, obligándote a concentrarte en mi, en lo que te voy a decir mientras él te folla sin descanso, porque quiero que me escuches cuando te digo: «Rebeca, ahora te correrás para mi».

Y entonces me arrodillaré frente a ti, cogiendo mi polla hasta conducirla a tu coño, penetrándote sin contemplaciones y follándote tan fuerte como pueda, para que sientas nuestras pollas chocar dentro de ti, mientras te follamos, mientras él te coge por las caderas haciendo que subas y bajes sin descanso, sintiendo su polla en tu culo tan gorda y larga como es, mientras yo me follo tu coñito agarrando tus tetas, apretándolas, y tú llevas tu mano a tu clítoris, marcando el ritmo exacto que te va a llevar hasta el más salvaje de todos los orgasmos de tu vida.

Y no dejamos de follarte hasta que al fin gritas mi nombre, sin dejar de jadear, sintiendo nuestros cuerpos sudorosos follándote mientras te corres como una auténtica perra y las convulsiones de tu coño hacen que no pueda evitar correrme yo también, como un auténtico caballo, llenándote de leche mientras le ordeno a Iván que se corra él también para que sientas nuestro calor en todos tus agujeritos sin poder evitar que tus piernas sigan temblando en lo que te parecen siglos, hasta que rendida al fin no puedes evitar dejarte caer.

Pero no sin antes sentir como te cojo por el pelo para obligarte a mirarme mientras te digo: «si crees que nunca nadie te había follado antes así, prepárate, porque esto ha sido solo el principio».

Deja un comentario