Imagínate llegar a casa del trabajo y encontrarnos a los dos apoyados sobre tu mesa del comedor, con aspecto desenfadado, camiseta, pantalones vaqueros … Mirando tu cara de sorpresa nada más, y yo sabiendo exactamente lo que piensas.
«Aunque habíamos bromeado sobre ello jamás imaginé que esto pudiese pasar».
Y ves en mis ojos que sí, que efectivamente va a pasar, y cuando haya pasado no vas a poder olvidarlo jamás.
Y sin apenas tiempo más que para dejar tu bolso, y tal cual has llegado del trabajo con tus zapatos de tacón, tu falda y tu blusa morada y tus medias hasta tus muslos, te hacemos un hueco entre nosotros junto a la mesa.
Y tu devuelves sus besos mientras sientes el calor de su cuerpo y el mío junto al tuyo, y como mientras él te besa yo aparto tu pelo para que mis labios y mi lengua provoquen un torrente de escalofríos en tu cuello y tu nuca.
Y como nos acercamos más y más a ti, como nuestros cuerpos te encierran en un torbellino de emociones del que no quieres salir, y dejándote arrastrar por él, no puedes evitar extender tus manos directamente hacia nuestros pantalones, sintiendo entre tus dedos nuestros paquetes hinchados a través de la dura tela de los pantalones vaqueros.
Mientras yo te ordeno que le desabroches, cosa que no dudas ni un segundo en hacer y en cuanto sientes entre tus dedos la enormidad de su polla completamente dura para ti, no puedes reprimir un gemido provocado porque al mismo tiempo que tú agarrabas su polla, él apretaba con sus manos firmes tus tetas y mis dedos comenzaban a jugar con tus labios.
Y yo, aprovechando que has comenzado a inclinarte, te separo un poco de él para que te dobles por la cintura y tu oca pueda seguir su camino por su abdomen y su pubis hasta que él mismo agarra su polla y golpea con ella tus mejillas y tus labios mientras lames sus huevos, antes de cogerte por tu pelo obligándote a ladear tu cara y abriendo tu boca para sentir su polla en ella.
Apenas puedes abarcarla con tus labios cuando él empieza a follarte la boca, haciéndote sentirla en tu garganta, mientras yo aprovecho para susurrar en tu oído: «Rebeca, nadie te ha follado nunca como vamos a follarte hoy nosotros».
Y con mis dedos clavados en la piel desnuda de tus nalgas, las separo, abriéndote bien para mi, en el instante en el que mi lengua te recorre por completo, separando tus labios, saboreándote, haciéndote sentir el calor de mi boca en cada uno de tus pliegues hasta llegar a tu clítoris y envolverlo con mis labios, presionándolo con mi lengua, cada vez más hinchado, más endurecido, y más y más sensible.
En ese momento, y aprovechando que aún estás con los zapatos de tacón puestos, Iván no puede evitar obligarte a coger su polla con tus manos y que la guíes hacia tu coñito, así, de pie, cara a cara, tal y como estáis, y sientes como entra en ti milímetro a milímetro, hasta hacerte sentir empalada, mientras él agarra tus tetas y yo me coloco detrás de ti, con mi polla empapada en lubricante, dispuesta a reventar tu culito.
Y como el plug ha hecho su trabajo, estás completamente dilatada y poco a poco acabas por sentir mi polla completamente dentro de ti, con los dos follándote al mismo tiempo, con nuestras manos recorriendo tu cuerpo desnudo sin cesar, acariciando cada parte de tu cuerpo, agarrándote mientras te follamos hasta mantenerte casi en vilo, en el aire, mordiendo tus hombros, tus tetas, lamiendo tu cuello…
Es entonces el momento de parar, porque ahora quiero que sientas la enormidad de la polla de él donde ahora está la mía, así que salimos de ti y te arrastramos a la cama, donde le ordeno a él que se tumbe boca arriba y a ti que te sientes sobre él dándole la espalda, hasta que coges su polla con tu mano guiándola hacia tu culo, sintiéndote mucho más llena de lo que yo te hago sentir, y siendo incapaz de distinguir dolor y placer, viviendo un éxtasis tan pleno que ni siquiera te das cuenta de que me estoy follando tu boca mientras te cojo por las tetas haciendo que te folles a Iván mucho más rápido y más fuerte de lo que nunca pensaste que sería posible.
Y entonces me arrodillaré frente a ti, cogiendo mi polla hasta conducirla a tu coño, penetrándote sin contemplaciones y follándote tan fuerte como pueda, para que sientas nuestras pollas chocar dentro de ti, mientras te follamos, mientras él te coge por las caderas haciendo que subas y bajes sin descanso, sintiendo su polla en tu culo tan gorda y larga como es, mientras yo me follo tu coñito agarrando tus tetas, apretándolas, y tú llevas tu mano a tu clítoris, marcando el ritmo exacto que te va a llevar hasta el más salvaje de todos los orgasmos de tu vida.
Y no dejamos de follarte hasta que al fin gritas mi nombre, sin dejar de jadear, sintiendo nuestros cuerpos sudorosos follándote mientras te corres como una auténtica perra y las convulsiones de tu coño hacen que no pueda evitar correrme yo también, como un auténtico caballo, llenándote de leche mientras le ordeno a Iván que se corra él también para que sientas nuestro calor en todos tus agujeritos sin poder evitar que tus piernas sigan temblando en lo que te parecen siglos, hasta que rendida al fin no puedes evitar dejarte caer.
Pero no sin antes sentir como te cojo por el pelo para obligarte a mirarme mientras te digo: «si crees que nunca nadie te había follado antes así, prepárate, porque esto ha sido solo el principio».